El uso de audífonos alarga la esperanza de vida

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que más de un 5% de la población mundial (360 millones de personas), convive con alguna deficiencia auditiva. Y en el caso de los mayores de 65 años, el número de afectados alcanza a 1 de cada 3. Una cifra sin duda elevada que sitúa a este colectivo como el prioritario en lo que a políticas de prevención y corrección se trata. Además, un reciente estudio realizado en Islandia subraya ahora una relación directa entre la pérdida de audición y la esperanza de vida de las persona mayores: si la primera no se corrige, la segunda se acorta. Por eso, el uso de audífonos se presenta como el mejor aliado para oír mejor. Y vivir más.

El estudio, titulado “Impairments in hearing and vision impact on mortality in older people: the AGES-Reykjavik Study” (“El impacto de la discapacidad auditiva y visual en la mortalidad de los ancianos: Un estudio de AGES-Reykjavik”), se publicó en la revista Age and Ageing, de Oxford Journals, en agosto de 2013, según el portal Spanish.hear-it.org. En la investigación participaron 4.926 islandeses de 67 años en adelante. De ellos, el 25,4% sufría discapacidad auditiva. Y el resultado fue concluyente: estos últimos tienen un mayor riesgo de morir en los cinco años siguientes. Entre las causas más probables, las enfermedades cardiovasculares.

La parte positiva del estudio es que entre las personas afectadas por pérdida de audición, aquellas que usaban audífonos conseguían mantener su esperanza de vida. Los usuarios de estas soluciones auditivas eran de media más mayores y tenían una pérdida de audición más grave.

Este estudio que avala la utilización del audífono se suma a otro que señala que el 84% de sus usuarios se reconoce “altamente satisfecho” con su rendimiento. La prospección, dirigida por EuroTrak y JapanTrak, se realizó en siete países: Italia, Reino Unido, Francia, Alemania, Suiza, Noruega y Japón.

Pese a estos datos, aún demasiadas personas son reticentes a colocarse un audífono. Piensan que serán molestos, que se oirán pitidos o interferencias y, sobre todo, que se verán mucho y serán poco estéticos. No obstante, los avances tecnológicos rebaten estos argumentos con productos digitales de máxima precisión y mínimo tamaño. Además, el oído como cualquier otra parte del cuerpo requiere de estimulación y ejercicio. Si el estímulo desaparece, la pérdida auditiva empeora y la comprensión del habla también empieza a deteriorarse. Los audífonos mantienen activos estos estímulos y mejoran la calidad de vida de los usuarios, que pueden oír de nuevo los sonidos que le rodean.

 

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