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¿Puedo utilizar mis audífonos en un avión?
Las personas con pérdida auditiva que utilizan audífonos pueden utilizarlos sin problema durante los viajes en avión, si bien hay que seguir una serie de indicaciones antes y durante el vuelo, sobre todo en los controles previos de seguridad y durante el despegue y el aterrizaje.
Aprovechar los bucles magnéticos en el aeropuerto
Cuando lleguemos al aeropuerto, es muy recomendable configurar nuestro audífono para recibir directamente los avisos de los vuelos que se hacen por megafonía. Para vincular nuestro dispositivo con el sistema de comunicación de la terminal en la que estemos solo tenemos que colocar el audífono en posición ‘T’, para dirigirnos luego a donde se ubiquen los bucles magnéticos (podemos preguntar en atención al pasajero).
Los audífonos y el control de seguridad antes de embarcar
El control de seguridad previo al embarque genera dudas y cierta ansiedad a las personas con audífonos que lo hacen por primera vez. No obstante, bastará con avisar al personal encargado de que somos portadores de esta solución auditiva para que nos indiquen como proceder.
¿Puedo usar los audífonos al despegar y al aterrizar?
Los usuarios de audífonos deben apagar la conectividad inalámbrica del audífono y, si tiene habilitada la función, elegir el modo avión o configuración de vuelo. El motivo es evitar interferencias en las comunicaciones de los pilotos con la torre de control. Pero en todo caso, sí que se puede tener encendido el audífono y, por tanto, no es necesario apagarlo o quitárselo.
Dolor de oídos durante el vuelo
Los cambios de presión en el interior del avión pueden provocar sensación de oídos taponados o incluso causar dolor de oído. Se trata de una situación que puede afectar a cualquier persona, independientemente de si lleva o no audífonos. Cuando esto ocurra, se recomienda abrir la mandíbula para destaponar los oídos o realizar la maniobra de Valsalva, que ayuda a igualar las presión de los oídos. Es muy sencilla y rápida de hacer: consiste en taparse la nariz con los dedos para, a continuación, exhalar con fuerza manteniendo la boca cerrada. De esta forma se aumenta la presión en la trompa de Eustaquio y el oído medio.
