En algunas ocasiones, a pesar de que se ha realizado en un centro especializado y se han respetado todas las normas de higiene para la cicatrización, se produce una infección por el piercing. Veamos como tratarla.
Cuando se perfora la oreja, es normal notar un ligero dolor durante unas semanas. Se habla de infección cuando a esta sensación se añade enrojecimiento, hinchazón e irritación. Lo importante es actuar a tiempo para evitar que el problema se agrave.
Si no se trata correctamente, con los años la infección puede agudizarse y tener consecuencias más graves para el organismo. En estos casos, se aconseja realizar una visita al dermatólogo a fin de saber la causa específica del problema.
En caso de piercing especiales, como helix, trago, torre o daith, es necesario que la persona que realiza la intervención indique de forma detallada el tratamiento que se debe llevar a cabo para ese tipo concreto de perforación. Varían la frecuencia de las normas higiénicas y los plazos de curación.
Es bastante sencillo reconocer una infección en la oreja provocada por piercing. Los principales síntomas son:
Las infecciones pueden estar provocadas tanto por la persona que realiza el piercing durante el procedimiento de perforación, si no se respetan las condiciones higiénicas y sanitarias adecuadas, como posteriormente, durante el periodo de cicatrización, si no se realizan los tratamientos indicados después de la perforación o no se hace correctamente, o por contacto con bacterias presentes en nuestras manos.
Si se tratan de forma rápida con soluciones caseras o con la prescripción de antibióticos por parte del médico, las infecciones de la oreja debidas a un piercing se pueden solucionar en poco tiempo sin consecuencias destacables. En caso contrario, pueden provocar, entre otros, absceso, sepsis, síndrome de shock tóxico, cicatrices, reacciones alérgicas o dilatación, separación o rotura lóbulo de la oreja.
Para evitar una infección en la oreja, en primer lugar, es fundamental dirigirse a un centro autorizado y especializado, evitando los piercings realizados por aficionados. En segundo lugar, es necesario respetar con constancia todas las normas higiénicas recomendadas por la persona que ha realizado el piercing, lavándose siempre las manos antes de tocar la zona que debe cicatrizar.