
Oír bien es vivir mejor. Por el oído nos entran las emociones, la banda sonora de nuestra vida. Gracias al oído podemos comunicarnos, escuchar música y disfrutar de los sonidos de la naturaleza… Motivos más que suficientes para que sepamos cómo funciona ese tesoro que es nuestro sistema auditivo.
El oído es una de las puertas principales de entrada de la información que nos rodea. De hecho, nuestros sistema auditivo se encarga de convertir las ondas de sonido que nos rodean en información que luego procesa y descodifica nuestro cerebro. Información que muchas veces nos emociona: música, naturaleza, palabras... El oído es un sentido tan importante, que es el primero de los cinco que se forma en nuestro cuerpo.
El sistema auditivo se compone de tres zonas anatómicas diferentes:
Oído externo, que es la parte que vemos, también llamada auricula. Formado por la oreja, recoge las ondas de sonido y las conduce al oído medio, al que también protege del exterior.
Oído medio, también conocido como tímpano, se encarga de amplificar y transmitir los sonidos que le llegan desde la oreja al oído interno. Está formado por tres huesos minúsculos, conocidos como “huesecillos”, llamados martillo, yunque y estribo.
Oído interno, también llamado cóclea, que tiene forma de concha de caracol y es un conjunto de pequeños huesos que transforman las ondas sonoras en impulsos eléctricos y los transmiten al cerebro, donde lo interpretamos.
La revisión auditiva permite a los audiólogos medir y evaluar la capacidad de una persona en tan sólo unos minutos.
El sonido que nos rodea supone información que nuestro cerebro procesa e interpreta después de que las ondas sonoras recorran un camino que podríamos resumir en cinco etapas: