Una simple infección es el origen en muchos casos de un proceso de pérdida auditiva. Por eso, es importante estar atentos a algunas de las afecciones más comunes del aparato auditivo, para poder identificarlas convenientemente y poder actuar lo antes posible, mejorando los resultados del tratamiento.
La otitis media es la afección más común del oído, sobre todo durante la infancia. La trompa de Eustaquio se obstruye por un exceso de mucosidad, por ejemplo, el líquido del oído medio no se drena y se acumula hasta que acaba infectándose y produciendo una inflamación de esa cavidad que se encuentra justo detrás del tímpano.
El Síndrome de Ménière es una de las causas más comunes del inicio de un proceso de pérdida auditiva.
Una infección viral acostumbra a ser el origen de la Laberintitis, una afección que afecta al laberinto, una parte del oído interno. Puede ser una gripe, por ejemplo, pero también otro tipo de virus particulares que tienen incidencia indirecta en esa parte del oído. El resultado, en todo caso, es que los nervios que se encuentran en la zona se ven afectados.
En ocasiones, el cerumen que sirve para proteger el conducto auditivo del agua, de las agresiones de cuerpos extraños, de los golpes o las infecciones, se acumula y puede llegar a endurecerse y obstruir el propio conducto. Así es como se producen los tapones que generan trastornos.
El colesteatoma es un quiste que se produce en el oído medio, por causas genéticas o por una infección crónica. Esta afección puede provocar pérdida auditiva y mareos y, en los casos más graves, puede provocar la ruptura de los huesecillos del oído medio, provocando secuelas que deriven en la hipoacusia.
Un crecimiento óseo anormal en el oído medio es la causa de la otosclerosis, llamada también otospongiosis o estapedectomía. Y, aunque el origen se desconoce, los estudios actuales apuntan a una causa hereditaria. El resultado es la hipoacusia, porque el crecimiento del hueso impide la correcta vibración del oído ante las ondas sonoras.
La parotidits es la inflamación de la glándula parótida, la glándula más grande de la cabeza. La penetración de virus y bacterias puede hacer que se hinche y cause dolor. Característicamente el lóbulo de la oreja suele elevarse y la zona afectada tiende a ser dolorosa a la palpación.
Los granos en la oreja pueden provocar dolor de oído ypérdida auditiva. La causa es la cera que no se ha podido drenar adecuadamente y obstruye los poros. En vez de llevar a cabo su verdadera función, esto es, limpiar el oído, provoca pequeños granos de pus en diferentes zonas de la oreja.
En la mayoría de los casos, los bultos o bolitas detrás de las orejas son inofensivos. Pero pueden ser causados por varias condiciones y el tratamiento y la gravedad varían según la causa subyacente.
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