• Contacto visual. Enséñale a mirar siempre a la persona que habla.
• Comprensión por contexto. Puede que el niño no entienda un inicio de frase, pero si espera a oírla entera, deducirá el significado.
• ¿Puede repetir, por favor? Enseña a tu hijo a pedir al interlocutor que repita la frase cuando no la entienda.
• Resumiendo se entiende mejor. Haz que resuma lo que ha entendido para saber si el interlocutor debe complementar el mensaje.
• ¿No lo ha entendido? Repetid lo mismo pero con otras palabras.
• Cansados después de clase. Explícale que el sobreesfuerzo que tiene que hacer para seguir las clases le puede cansar más que a sus compañeros.
• Anímalo. Tanto tú como las personas de su entorno debéis tratarlo con naturalidad.
• Háblale cerca, de forma clara y entre 1 o 2 metros de distancia.
• Cuando le hables, mírale a la cara para que pueda leer tus labios y la expresión del rostro.
• Reduce el ruido ambiental, que el ambiente sea calmado y tranquilo. Si tu hijo usa audífonos con micrófonos direccionales, oriéntalos dejando detrás la fuente de ruido.
• Habla con naturalidad, sin hacer movimientos exagerados con la boca.
• Las películas con subtítulos ayudan mucho: le permiten disfrutar sin la tensión de no oirlo todo.

Si tu hijo necesita ayuda auditiva, comunicarlo en el centro educativo ayudará a facilitar las clases y las actividades, así como a cuidar el oído del pequeño.

• Reúnete con el tutor, el director y los profesores para explicárselo.
• Implica al tutor en la adecuación del entorno para una mejor audición: desde elegir el asiento adecuado, a reducir ruidos de fondo y aprovechar la luz natural para la lectura labial.
• Sugiérele también que trate el tema de la audición en clase, por ejemplo con una charla sobre la pérdida auditiva.
• Enseña al tutor, profesores y personal de la escuela (monitores de acogida, de comedor…) cómo funciona un audífono.
• Si en el colegio hay profesores de refuerzo educativo, logopedas o expertos en salud auditiva, solicita que asistan a tu hijo tras la clase.