Si introducimos una bola de algodón en los oídos, percibimos los sonidos más amortiguados, de manera menos precisa y más débil. Esta condición es parecida a la provocada por la llamada hipoacusia de transmisión.
Con este término se indica la disminución de la capacidad auditiva (hipoacusia) debida esencialmente a problemas que afectan al oído exterior y medio, encargados de la transmisión mecánica del sonido hacia el oído interno, donde después se transforma en el impulso eléctrico que llega al cerebro.
Solo después de unos controles adecuados, por ejemplo el examen audiométrico, se puede saber si el problema se debe a hipoacusia de transmisión y si el déficit debe afrontarse con la ayuda de audífonos. Cada caso debe valorarse teniendo en cuenta las condiciones concretas de cada persona, de manera que se recurra a la solución acústica más adecuada.
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