Numerosos estudios han mostrado como el dolor de cabeza y los acúfenos están conectados. En especial, se ha demostrado que los pacientes que sufrían acúfenos también padecían migrañas. ¿Cuál es esta relación? Lo descubrimos en este artículo.
El acúfeno, conocido también como «tinnitus» es una molestia del oído que se presenta como una especie de pitido o zumbido, incluso si no hay ruidos externos. Las causas de esta molestia pueden deberse directamente tanto al oído (como cera, otitis, cuerpos extraños, hipoacusia) como a factores externos (como la exposición a ruidos muy fuertes).
Muchos estudios han demostrado que existe una relación entre los acúfenos y el dolor de cabeza, en especial en el caso de la migraña: esta aumenta el riesgo de sufrir acúfenos, de poner en peligro el oído o de sordera imprevista. También los traumas en la cabeza o el cuello pueden ser los responsables de acúfenos reversibles.
Existen sobre todo dos tipos de migraña: con o sin aura.
El aura es un síntoma que precede o se asocia al ataque de migraña y se presenta en los ojos de que la sufre como un flash de luz, empañamiento de la visión de uno o los dos ojos, hormigueo en los miembros, rigidez del cuello y dificultad para hablar.
La migraña sin aura es aquella en que se nota solo el dolor de cabeza.
Muchos estudios han mostrado que quien sufre migraña tiene una probabilidad mucho mayor de tener problemas de oído, entre otros, los acúfenos.
La causa primaria puede ser una circulación sanguínea no perfecta. De hecho, en muchas ocasiones la migraña puede derivar de un flujo sanguíneo irregular. Si esto sucede, por un lado se pueden manifestar todos los síntomas típicos de la migraña y por otro se puede resentir también el aparato auditivo. Este es muy sensible y requiere de una buena circulación para poder funcionar a la perfección.
Además de los problemas ya descritos, la aparición del acúfeno puede derivar del estrés emocional, de la toma de algunos medicamentos, de problemas en la articulación temporomandibular, de problemas cardiovasculares o de daños neurológicos (debidos, por ejemplo, a la esclerosis múltiple).
Las causas de los acúfenos son diferentes entre una persona y otra y, por ello, no existe un único enfoque para curarlos. En cualquier caso, se puede recurrir a un tratamiento farmacológico específico que prevé, por ejemplo, la utilización de fármacos vasodilatadores, antihistamínicos o sedantes, de terapias manuales cuando la causa del acúfeno está relacionada con el aparato muscular o esquelético: la osteopatía, en este caso, puede reducir los síntomas. También la utilización de audífonos es una medida muy eficaz contra los acúfenos ya que el 95% de las personas afectadas presenta un defecto auditivo.