Descubre el schwannoma vestibular (neurinoma del acústico), originado en las células de Schwann del nervio vestibulococlear.
El schwannoma, también conocido como neurilemoma, es un tumor benigno que se origina en las células de Schwann, las cuales recubren y protegen los nervios periféricos. Aunque puede desarrollarse en cualquier parte del cuerpo donde haya nervios, es más común que aparezca en la región de la cabeza y el cuello, y en particular en el nervio vestibulococlear (ubicado en el oído interno), donde se le llama schwannoma vestibular o neurinoma del acústico.
Las células de Schwann son un tipo de células que forman parte del sistema nervioso periférico. Su función principal es envolver y proteger las fibras nerviosas, creando una capa llamada vaina de mielina. Esta vaina actúa como un aislante eléctrico que permite que los impulsos nerviosos se transmitan de manera rápida y eficiente a lo largo del nervio.
Además de su papel en la conducción del impulso nervioso, las células de Schwann también ayudan en la regeneración y reparación de los nervios cuando estos resultan dañados. Sin ellas, la comunicación entre el cerebro, la médula espinal y el resto del cuerpo sería mucho más lenta y también menos precisa.
El schwannoma vestibular, también conocido como neurinoma del acústico, es un tumor benigno que se desarrolla en el nervio vestibulococlear, encargado de la audición y el sentido del equilibrio. Aunque no es canceroso, su crecimiento lento y progresivo puede provocar síntomas como pérdida de audición unilateral, zumbidos en el oído (tinnitus), mareos o problemas de equilibrio. Este tipo de tumor suele detectarse mediante pruebas de imagen, como la resonancia magnética, especialmente cuando el paciente presenta síntomas auditivos persistentes en un solo oído.
Aunque no es un tumor frecuente, el schwannoma vestibular requiere seguimiento médico especializado cuando aparece, ya que su expansión puede afectar estructuras neurológicas cercanas. El tratamiento varía según el tamaño del tumor y los síntomas, e incluye opciones como la observación activa, la cirugía o la radiocirugía.
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El schwannoma vestibulococlear se le llama también neurinoma del acústico. Ambos términos se refieren al mismo tipo de tumor benigno que se origina en las células de Schwann, las cuales forman la vaina protectora de los nervios.
El nervio vestibular forma parte de una de las dos ramas principales del nervio vestibulococlear (VIII par craneal), y su función principal es transmitir al cerebro la información relacionada con el equilibrio y la posición del cuerpo en el espacio.
Este nervio recoge señales desde el sistema vestibular del oído interno (formado por los canales semicirculares, el utrículo y el sáculo), que detecta los movimientos de la cabeza, la gravedad y la aceleración. Gracias al procesamiento de estas señales, el cerebro puede mantener el equilibrio, coordinar los movimientos de los ojos y ayudar a mantener una postura estable.
Cuando el nervio vestibular se inflama, se lesiona o está comprometido por un tumor (como un neurinoma del acústico), pueden aparecer síntomas como:
A medida que este tumor se desarrolla suele presentarse una pérdida de audición progresiva en un solo oído, que en algunos casos puede aparecer de forma repentina. Este es, de hecho, uno de los síntomas más comunes y también uno de los primeros que debemos tener en cuenta. Otro síntoma frecuente es el tinnitus, una sensación persistente de zumbido o pitido en el oído afectado, que puede llegar a interferir con la concentración o el sueño.
A medida que el tumor crece, empiezan los problemas de equilibrio. Muchas personas experimentan inestabilidad o una sensación de desequilibrio, especialmente al caminar sobre superficies irregulares o en la oscuridad. Aunque el vértigo intenso no es tan común en este caso como en otras patologías del oído interno, en ocasiones puede estar presente.
En etapas más avanzadas, cuando el tumor alcanza un tamaño considerable y comienza a ejercer presión sobre estructuras cercanas del cerebro, pueden aparecer síntomas neurológicos adicionales. Entre ellos se incluyen alteraciones en la sensibilidad facial, debilidad muscular en la cara, dolores de cabeza persistentes, náuseas e incluso dificultades de coordinación o visión si hay compresión del tronco encefálico.
Por lo general, el neurinoma del acústico se desarrolla de forma lenta y silenciosa, lo que puede retrasar su diagnóstico y tratamiento. Por eso, ante cualquier pérdida de audición unilateral, zumbido constante o sensación de desequilibrio, es fundamental consultar con un especialista en salud auditiva para realizar una evaluación adecuada.
Aunque el neurinoma del acústico es un tumor benigno, puede dejar algunas secuelas, especialmente si el diagnóstico se realiza en una etapa avanzada o si el tratamiento requiere cirugía. La consecuencia más frecuente es la pérdida auditiva permanente en el oído afectado, que en muchos casos no se recupera, incluso tras extirpar el tumor. También pueden persistir los zumbidos (acúfenos) y problemas de equilibrio, sobre todo si el nervio vestibular ha sido dañado.
En algunos pacientes, dependiendo del tamaño y la ubicación del tumor, pueden aparecer también alteraciones en la sensibilidad o movilidad facial, como entumecimiento o debilidad. Estas secuelas suelen remitir con el tiempo y con ejercicios de rehabilitación, pero en ciertos casos pueden ser duraderas. Un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado son claves para reducir al mínimo estos efectos.
A diferencia de los tumores malignos, el neurinoma del acústico no se disemina a otras partes del cuerpo (no hace metástasis), por lo que no afecta directamente la esperanza de vida.
Con un diagnóstico adecuado y un tratamiento oportuno, ya sea mediante observación, cirugía o radiocirugía, el pronóstico es casi siempre muy favorable. De hecho, la mayoría de los pacientes lleva una vida normal tras el tratamiento, aunque les pueda quedar secuelas como pérdida auditiva, acúfenos o problemas de equilibrio. En casos raros y avanzados, cuando el tumor crece demasiado y afecta al tronco encefálico, sí puede haber complicaciones más serias, si bien es poco frecuente hoy en día gracias al diagnóstico precoz.
En resumen, el neurinoma del acústico no reduce la esperanza de vida, pero sí puede requerir seguimiento médico a largo plazo para controlar posibles efectos secundarios o recidivas.
El neurinoma del acústico generalmente no causa dolor en sus etapas iniciales. Al ser un tumor benigno de crecimiento lento, los síntomas más comunes suelen estar relacionados con la pérdida de audición, el tinnitus (zumbido en el oído) y problemas de equilibrio, pero no con dolor.
Sin embargo, en casos avanzados, cuando el tumor crece lo suficiente como para comprimir estructuras cercanas como los nervios faciales o tejidos alrededor, algunas personas sí pueden experimentar molestias, sensación de presión o incluso dolor en la zona afectada (como) (alrededor del oído, la cara o la cabeza).
En cualquier caso, si se siente dolor persistente o intenso, es importante consultarlo con un especialista para descartar otras causas y recibir el tratamiento adecuado.
El postoperatorio tras la cirugía de un neurinoma del acústico (schwannoma vestibular) es un período crucial que requiere de una atención cuidadosa para garantizar una buena recuperación y minimizar posibles complicaciones. Después de la operación, el paciente suele permanecer en observación para controlar así signos vitales y detectar posibles efectos secundarios como edema cerebral, hemorragias o infecciones. Es común experimentar inflamación, dolor en la zona quirúrgica y a veces pérdida o alteración temporal de la audición o del equilibrio, dependiendo de la extensión del tumor y el nervio afectado.
El manejo postoperatorio incluye control del dolor, fisioterapia vestibular para ayudar a recuperar el equilibrio, y, en algunos casos, terapia para mejorar funciones auditivas o faciales si hubo afectación de nervios cercanos. Se realizan estudios de imagen periódicos para asegurar que no haya recidiva tumoral. Además, es fundamental el seguimiento neurológico y otorrinolaringológico para evaluar la evolución y tratar cualquier secuela. La rehabilitación y el apoyo multidisciplinario son claves para optimizar la calidad de vida tras la cirugía.