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El seno preauricular es un fenómeno insólito en el cuerpo; más concretamente, se trata de una malformación genética benigna. Presente en la formación embrionaria del feto, consiste en un pequeño agujero ubicado cerca del cartílago del oído que puede eliminarse con cirugía.
A menudo este pequeño agujero está presente en una sola oreja; raramente se encuentran dos orificios en ambas orejas.
El síndrome de Beckwith-Wiedemann (BWS), llamado así en honor a los dos médicos que lo describieron por primera vez, es una enfermedad genética rara causada por alteraciones genéticas, principalmente del cromosoma 11, que se manifiesta desde el nacimiento y puede influir en diversos órganos y tejidos del cuerpo.
La fístula congénita del oído, conocida como seno preauricular, puede estar relacionada con enfermedades graves que comporten disfunciones renales.
La conexión entre el BWS y la malformación preauricular no se conoce completamente, sin embargo, se ha descubierto que la patología afecta al ajuste de los genes importantes para el crecimiento y el desarrollo durante el desarrollo del feto.
El síndrome branquio-oto-renal (BOR) es una enfermedad genética rara que supone un desarrollo anómalo de los arcos (estructuras embrionarias que normalmente se desarrollan en la región del cuello), del oído y de los riñones. Este síndrome puede manifestarse de formas diferentes de una persona a otra, pero las señales y los síntomas más comunes incluyen defectos en las estructuras del cuello y de la cara, pérdida auditiva, anomalías del oído exterior y problemas renales.
Este vínculo puede explicarse por el hecho que ambos problemas son el resultado de anomalías en el desarrollo embrionario de las estructuras del cuello y de la oreja: durante el desarrollo fetal pueden producirse alteraciones en los arcos branquiales que llevan a la formación del seno preauricular y a la manifestación de los defectos asociados a la BOR.
La disostosis mandibulofacial (DMF), conocida también como síndrome de Treacher Collins, es una enfermedad genética rara que afecta al desarrollo del cráneo y de la cara.
No parece haber una relación conocida entre la disostosis mandibulofacial y el seno preauricular; sin embargo, ambos problemas son el resultado de trastornos en el desarrollo embrionario de la cara y de las estructuras adyacentes.
Los principales síntomas del seno preauricular pueden ser sufrir infecciones graves con síntomas como:
Normalmente el diagnóstico del seno preauricular se efectúa con un examen físico por parte de un médico o de un otorrinolaringólogo. Durante el examen el médico observa el área alrededor del oído para localizar la presencia de un nódulo o de una cavidad en la piel.
En algunos casos, podría ser necesario realizar otras pruebas o exámenes diagnósticos para confirmar la presencia del seno preauricular y valorar la entidad de este. Estos pueden incluir: ecografía, resonancia magnética (RM) o tomografía computerizada (TC).
Pueden solicitarse estas pruebas por imagen para obtener imágenes más detalladas del área que rodea el seno preauricular y para descartar otros problemas. En algunos casos, puede solicitarse una biopsia para confirmar el diagnóstico o para excluir otros problemas.
En caso que el seno preauricular se vea afectado por infecciones, se aconseja suministrar antibióticos y realizar un drenaje del pus para limpiar la fosa preauricular.
En caso de infecciones persistentes y con una sintomatología de este tipo, es adecuado consultar con un médico cirujano especializado en otorrinolaringología. El seno preauricular está situado cerca del nervio facial y, en consecuencia, es necesaria una intervención específica realizada por un médico especializado.
En general, la duración de la intervención para la extracción del seno preauricular dura poco tiempo, pero puede comportar riesgos, entre los principales recordemos:
cicatrización dolorosa o exuberante de la piel (queloides). Además, puede volver a aparecer una tumefacción u orificio con fístulas.
Normalmente el seno preauricular no se considera peligroso y no requiere tratamiento a menos que cause síntomas o complicaciones.
En algunos casos, la malformación puede infectarse y se puede formar un absceso en su interior. Esto puede causar dolor, hinchazón y enrojecimiento en la zona circundante. Si se produce una infección, puede ser necesario consultar con un médico para valorar la situación y recetar antibióticos o drenar el absceso.
Si no se trata adecuadamente, un seno preauricular infectado puede provocar problemas de diferentes tipos, pero es extremadamente raro que el paciente pueda perder el oído. En cualquier caso, si no se cura, la infección en el seno preauricular puede extenderse a las estructuras circundantes (el oído externo o el conducto auditivo externo) provocando problemas en el oído, como otitis externa.
Por lo tanto, en caso de infección, es importante tomar en serio la situación para evitar complicaciones.
La operación para extraer el seno preauricular llamada en jerga médica «escisión del seno preauricular» se realiza normalmente con anestesia local. El tiempo de intervención varía dependiendo de las dimensiones y de la complejidad del seno preauricular.
Después de la intervención quirúrgica, es normal notar una molestia en el área operada. En cualquier caso, el dolor normalmente se puede controlar con analgésicos prescritos por el médico.
Los plazos de curación varían de una persona a otra, según el tipo de intervención; en general, son dos semanas.
En caso de seno preauricular inflamado, es aconsejable dirigirse en seguida a médico que después de haber valorado la situación, aconsejará al paciente tomar antiinflamatorios o antibióticos.
En los casos más complicados es necesario drenar el área infectada: este procedimiento debe ser realizado por el médico en un ambiente estéril.
No se puede evitar esta malformación ya que se forma en el proceso de desarrollo del feto; sin embargo, si empeoran los síntomas, es conveniente consultar con un médico.