La sinestesia es una enfermedad en la cual un estímulo afecta a uno o varios sentidos, diferentes de los que normalmente están implicados para elaborarlo: se puede «oír un color» o «ver un sonido» (de aquí la figura retórica de la poesía). Descubramos algo más sobre qué notan las personas con sinestesia.
La sinestesia audiovisual, o cromestesia, asocia los sonidos a los colores: una melodía, el ladrido de un perro o la apertura de una puerta pueden generar experiencias visuales.
Algunas de las personas afectadas cuentan que ven en el exterior sus experiencias sinestésicas, otras afirman que las notan directamente en la mente, pero, a menudo, estos últimos tienen dificultad en describir una localización espacial interna, o dicen que se producen «como delante de los ojos».
Para algunos, solo algunas palabras pronunciadas en voz alta activan la sinestesia, para otros basta cualquier estímulo acústico, como sonidos individuales o determinadas melodías. También se han constatado diferencias en el estímulo visual que se genera: algunos perciben colores (cromestesia propiamente dicha), otros formas geométricas.
La sinestesia grafema-color asocia los grafemas (cada una de las letras del alfabeto y los números) a un color específico. En algunos casos, también las palabras completas pueden tener un tono: esta forma aparece, sobre todo, en los primeros años escolares, cuando se entra en contacto por primera vez con determinadas formas.
Los colores varían según la forma, disposición en el espacio, transparencia, intensidad y gradaciones. También la asociación entre grafema y color es diferente de una persona a otra: por ejemplo, si para una persona la letra A es roja, para otra podría ser azul. Un estudio ha demostrado que no es la forma de la letra la que genera el color, sino su significado: los pacientes han visto palabras y una serie de números en los que algunas letras y algunas cifras se indicaban con el mismo símbolo (letra S con el número 5, o Z para indicar el 2). Los pacientes sinestésicos perciben el mismo símbolo con colores diferentes dependiendo de si lo reconocen como un 5 o una S.
La sinestesia léxico-gustativa asocia la palabra que se escucha a un sabor especial y la percepción de los sabores concretos puede ser muy intensa.
Algunas personas afirman que a veces el sabor permanece durante mucho tiempo cuando se oye una determinada palabra, mientras que para otros desaparece casi al momento. Algunos análisis han demostrado que quien sufre este trastorno tiene una conexión entre la parte del cerebro que se ocupa de los sabores y la que se ocupa del oído mucho más fuerte que quienes no tienen percepciones de este tipo.
Según la auriculoterapia, el pabellón auricular se divide en varias áreas, cada una relacionada con una estructura anatómica específica del cuerpo y con el estado de esta.
La sinestesia tiene síntomas diversos que varían según el tipo de sinestesia que se sufre. Pueden ser:
La sinestesia afecta a una franja bastante reducida de la población (entre el 0,05% y el 4%) pero muchos artistas, poetas y literatos la han experimentado.
Kandinsky afirmaba que los colores se convertían en un «coro» en la tela y que esperaba que también otras personas pudiesen escuchar sus pinturas. Por su parte, Baudelaire compuso el «soneto de las voces» bajo el efecto de distorsiones sensoriales, probablemente inducidas por sustancias estupefacientes.
También algunos científicos sufren sinestesia, como el físico Richard Feynman, padre de las nanotecnologías y premio Nobel de Física en 1965 quien afirmaba que veía las ecuaciones con cifras de colores; y músicos, como Stevie Wonder, quien explicaba que había tenido algunas experiencias sinestésicas de sonido-color que lo llevaban a asociar algunos sonidos a colores especiales.
Oficialmente no existe ninguna prueba para la sinestesia, así como tampoco ningún método efectivo para diagnosticarla. A pesar de que, a menudo, se define como una «condición neurológica», no está incluida ni en el manual diagnóstico de los trastornos mentales, ni en la clasificación de las enfermedades y de los problemas sanitarios relacionados con estas. Normalmente la sinestesia no interfiere con las actividades diarias y para quien la experimenta se percibe como algo agradable.
Existen directrices que indican qué debe hacerse para saber quién sufre efectivamente este trastorno. Consisten en entender si:
De momento, no hay tratamiento o curas para la sinestesia: en primer lugar, porque para muchas personas no es una experiencia negativa, y por lo tanto el tratamiento a menudo no es necesario y ni siquiera se busca. En general, el enfoque que de momento ha mostrado los mejores resultados es la hipnosis; existen grados y formas diversas de sinestesia, por lo tanto, es conveniente valorar si el tratamiento es efectivo y si es necesario.
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