María empezó a presentar problemas de audición siendo muy niña. Sin ser demasiado consciente, ella misma había ideado maneras de hacer frente a su hipoacusia y su madre se dio cuenta de que había aprendido por sí misma a leer los labios. Por eso les costó más darse cuenta y, por eso, la pequeña ni siquiera mostraba problemas importantes de aprendizaje en el colegio. 

Las audiometrías dieron la clave de una pérdida de audición que la capacidad de superación de la pequeña María había camuflado, pero en GAES encontró la solución definitiva. En su primera experiencia con sus audífonos, María descubrió bruscamente el mundo de los sonidos y los entornos como una cafetería ruidosos le provocaban cierto rechazo, hasta que consiguió encontrar su propio equilibrio.

A pesar de que María es una niña que ha demostrado un talento especial para hacer frente a los reveses, los audífonos le han abierto nuevas puertas y enseguida se ha dado cuenta de todas las posibilidades que le ofrece, por ejemplo, en su día a día en el colegio. Su madre reconoce que ha ganado en seguridad en sí misma y que se ha hecho más extrovertida, porque, posiblemente, sus dificultades para oír era lo que hasta ahora le hacía mostrarse tímida. Hoy, María puede desarrollar todo su potencial y explicar todo lo que siente.