Mientras estudiaba el MIR, preparándose para afrontar su última etapa para convertirse en médico, Sergio Garrido padeció un episodio de sordera súbita que dejó tras de sí un problema de acúfenos. A pesar de que lo intentó, pronto descubrió que no podría superar esa prueba, con la exigencia de las horas de estudio, sin hacer frente a los pitidos en los oídos que sufría.

Sergio recurrió a la terapia para los acúfenos, en su caso a través de un audífono acostumbrador que con un ruido blanco le ayudó a equilibrar y neutralizar ese sonido en el oído. Esta terapia tiene diferentes posibilidades según los casos, pero es habitual, como explica Sergio, recurrir a un proceso de habituación en el que las ayudas auditivas pueden ser importantes para conseguir desviar la atención del acúfeno, porque permiten adaptarse a las condiciones de cada paciente. 

“Seis meses más tarde de ponerme el audífono y de muchas muchas horas de estudio me presenté al examen y lo aprobé. Finalmente conseguí una plaza para formarme en una especialidad médica, que era lo que llevaba pretendiendo seis años de carrera”, explica Sergio. Este médico reconoce que todas esas horas de estudio que requiere su formación no habrían sido posibles sin haberse enfrentado a su acúfeno.