
Seguro que has notado que hay una diferencia entre la manera en que oímos nuestra voz y cómo la perciben otras personas. Esto sucede porque cuando hablamos el sonido sale por la boca y sube por los lados de la cara, directamente a las orejas, haciendo que notemos incluso las vibraciones internas en el oído y en la cabeza.
Se habla de autofonía cuando se percibe en las orejas la propia voz demasiado fuerte o con reverberación.
La autofonía afecta también a la percepción en el oído de todos los otros ruidos que provienen del propio cuerpo, como los de la respiración o las arterias.
La autofonía no es necesariamente una señal de pérdida auditiva, pero puede derivar hasta este problema si no se recurre a un especialista para conocer las causas del problema, que normalmente residen en enfermedades del oído medio y que si no se curan pueden llevar a una hipoacusia.
La autofonía se puede tratar en diferentes maneras, según su gravedad. Los tratamientos menos invasivos se aplican cuando el paciente tiene síntomas leves y consisten en algunos consejos y acciones prácticas que se realizan durante el día:
La autofonía también puede presentarse de forma grave, a veces con un curso degenerativo. Los tratamientos recomendados en este caso son de carácter más invasivo y pueden encontrar una solución definitiva en la cirugía.
Cuando un paciente presenta síntomas que se pueden reconducir a las características mencionadas anteriormente, se puede hablar de autofonía. Hay que destacar que el tiempo es crucial en su resolución. Es posible recuperarse de esta enfermedad y de sus síntomas, que pueden desaparecer una vez tratados.