No todas las pérdidas auditivas son iguales y uno de los rasgos más importantes de estas hipoacusia es el nivel de pérdida auditiva, es decir, cuáles son los sonidos que no puede oír la persona afectada. Es uno de los rasgos fundamentales porque influye en cómo se vive con esa hipoacusia, pero también en cómo se debe actuar.
La hipoacusia es un concepto muy general que engloba cualquier tipo de pérdida de audición. Sin embargo, es importante determinar algunas de las características de esa pérdida auditiva, desde el alcance, si afecta a uno o a los dos oídos; hasta las causas, que determinan el tratamiento que se aplica. Uno de esos elementos fundamentales es el nivel de pérdida de audición, porque si las consecuencias para la calidad de vida son distintas, también lo son las soluciones que podemos adoptar.
Los grados de pérdida de audición se establecen sobre la base de una clasificación recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la que se pormenorizan los niveles según la pérdida de recepción de sonidos por intervalos de decibelios, a partir de lo que se considera audición normal en la que el nivel de audición se sitúa entre los 0 y los 20 decibelios, esos 20 decibelios marcan el límite de lo que se considera hipoacusia, aunque ese umbral es ligeramente flexible.
Es la pérdida de audición entre 21 y 40 decibelios e implica que hay dificultades para escuchar sonidos suaves y lejanos o para distinguirlos en entornos ruidosos.
Se considera moderada cuando la pérdida de audición se sitúa entre los 41 y los 70 decibelios y dificulta considerablemente mantener una conversación, incluso cuando no hay ruidos de fondo, porque en este umbral se sitúa, de manera habitual, la voz humana.
Una pérdida de audición entre 71 y 90 decibelios se considera severa y es el punto a partir del cual se habla de sordera. En esta situación solo se escuchan ruidos fuertes o gritos a corta distancia. Puede que incluso los audífonos sean insuficientes y se consideran más efectivos los implantes.
La hipoacusia profunda se sitúa entre 91 y 119 decibelios. Se pierde por completo la audición del habla y solo se pueden llegar a percibir ruidos extremadamente altos. Son las situaciones en las que se recomienda, más claramente, el uso de implantes.
Verificar la calidad de tu audición es una medida preventiva importante para tu salud y tu bienestar. Revisa tu audición en 6 situaciones de conversación diferentes.