Los queloides son lesiones en la piel, muy parecidas a cicatrices, con unas dimensiones superiores. Son muy habituales en las orejas, aparecen sobre todo después de un piercing o cuando se ponen pendientes, y se presentan como una hinchazón excesiva de este órgano. Veamos todo lo que es necesario saber: por qué se forman, las causas y cómo eliminarlos.
Los queloides son lesiones fibróticas en la piel: derivan de una proliferación del proceso normal de curación de una herida de tipos variados (traumas de diferentes naturalezas, abrasiones, incisiones quirúrgicas, quemaduras, pero también piercing y pendientes).
Los queloides están provocados por la pérdida de los mecanismos de control que regulan el equilibrio de reparación y de regeneración de los tejidos epiteliales.
Crecen de manera exagerada a partir de una herida y superan con mucho los márgenes de la cicatriz original. Tampoco retroceden de manera espontánea con el tiempo. A veces tardan un año en formarse desde el momento de la lesión, sobre todo en caso de heridas de segunda intención (esto es, aquellas en las que, por riesgo de infección o por una pérdida significativa del tejido, no se pueden acercar los márgenes, y quedan abiertas) sobre todo si tardan más de 3 semanas en curarse; pero también si se ven afectadas por una inflamación prolongada, infección, quemadura o cierre no adecuado; o en caso de lesiones con inflamación crónica, como en caso de piercing y traumas repetidos.
Para saber qué forma tiene los queloides, puede ser útil partir del nombre, que deriva de su forma.
El término fue acuñado en 1806 por el dermatólogo Jean Louis Alibert, por el parecido de algunos queloides con la quela, o extremidad, del cangrejo. De hecho, los queloides se presentan como una hinchazón excesiva del lóbulo de la oreja, que queda brillante y sin pelos. No son dolorosos y no se deriva ningún tipo de pérdida auditiva, pero son antiestéticos: pueden generar inseguridades a nivel personal y social, llevando a las personas que los sufren al aislamiento.
El desarrollo del queloides en el piercing es muy habitual: el cuerpo intenta producir el colágeno necesario para reparar el agujero, pero se produce el mecanismo antes descrito. No está claro por qué aparecen; algunos investigadores creen que se trata de una reacción inflamatoria a la parte posterior de metal de los pendientes que toca el lóbulo del oído.
No cuidar el piercing solo puede empeorar esta reacción y, a veces, incluso si se trata de manera adecuada, se pueden formar queloides, de manera totalmente independiente de las atenciones y del cuidado dedicados.
El queloide nunca se debe apretar ya que no se trata de un grano, y el procedimiento podría herir más la piel, empeorando su evolución.
En general, si se desarrolla un queloides alrededor del piercing, es conveniente ponerse en contacto con un médico, que podría aconsejar quitar el pendiente y ponerse uno a presión, o dejarlo hasta que se pueda realizar un examen físico de esta parte.
Cualquier persona puede sufrir un queloides, pero, con la misma lesión, algunas se ven más afectadas que otras. En general, es más habitual en mujeres que en hombres; algunos estudios también han demostrado que, además de una predisposición individual y familiar en la aparición de este tipo de cicatrices, es más habitual en personas de origen hispánico, africano y asiático.
Parecería que estadísticamente son más habituales entre los 10 y los 30 años.
El test auditivo de Gaes es una prueba de oído fácil y rápida. ¡Calcula ahora tu nivel de pérdida auditiva con este test de audición online!
Normalmente los queloides aparecen muy lentamente y tardan entre 3 y 12 meses para comenzar a manifestarse: en las orejas pueden aparecer como una cicatriz con relieve, normalmente de color rosa, rojo o violeta, ya que están extremadamente vascularizadas. Presentan varias formas, también redondas u ovaladas.
En general, al principio, el queloide es una simple cicatriz en relieve y la piel se presenta lisa, sin pelos y traslúcida.
Mientras se están formando, los queloides pueden causar prurito en la zona, hasta llegar a un verdadero dolor o quemazón y a la reducción de la sensibilidad en la parte afectada. La causa es el crecimiento de la piel, que es poco elástica, sensible y también está un poco inflamada; de hecho la pigmentación tiene un color diferente respecto a la circundante.
El prurito acostumbra a ser leve, pero a veces se vuelve continuo y molesto, y rascarse empeora la situación. El extracto de manzanilla puede ayudar en esta fase. Es una solución tradicional contra los pruritos de la piel, ayuda a aliviar la molestia en la parte lesionada y evita que empeore.
Normalmente los queloides no constituyen lesiones malignas, pero muchos pacientes recurren a intervenciones específicas para mejorar la parte estética. La operación varía según la zona afectada.
En general, no se puede impedir que aparezcan, excepto si se evitan las intervenciones quirúrgicas no necesarias, sobre todo para las de cirugía estética o los piercing, en caso que exista una propensión familiar a la aparición de queloides. A lo largo de los años, han aparecido diversos tipos de tratamientos farmacológicos para disminuir el tamaño y el espesor de estos.
La extracción del queloides de la oreja, o en general de cualquier parte del cuerpo, de manera quirúrgica es contraproducente; como hemos visto, la formación de esta cicatriz está asociada a la propensión familiar a sufrir este problema. Este tipo de intervención podría llevar a la formación de nuevas cicatrices, impidiendo la completa eliminación de estas y generando a menudo la aparición de marcas más grandes.
En general, el tratamiento quirúrgico del queloide se utiliza solo después de haber probado otros tratamientos, y prevé la extirpación completa, teniendo siempre en cuenta el elevado riesgo de formación de una nueva cicatriz.