La maniobra de Epley es un tratamiento de reposicionamiento de la cabeza que se articula en varias fases y tiene como objetivo mover lentamente los otolitos desde el canal semicircular posterior al utrículo para tratar las consecuencias asociadas al vértigo posicional paroxítico benigno.
El vértigo posicional paroxístico benigno es un diagnóstico clínico caracterizado por episodios de vértigo objetivo, con una duración inferior a los 60 segundos. Esta sensación de mareo se acusa más si la cabeza está situada en determinadas posiciones. Este trastorno puede acompañarse de náuseas y nistagmo, un movimiento rápido e involuntario de los ojos.
Para tratar algunas formas de vértigo, llamadas también laberintolitiasis, existen algunas maniobras que tienen como objetivo que los otolitos vuelvan al lugar adecuado. En el caso de vértigo posicional paroxístico benigno (o VPPB) el tratamiento más recomendado es la maniobra de Epley.
Para una mejor comprensión, dividiremos la maniobra en 3 fases diferentes.
Una vez terminada la tercera fase, el paciente vuelve a la posición inicial, esto es, sentado en la camilla.
Recordemos que no se deben realizar estas maniobras sin la ayuda y supervisión de personal médico especializado.
La fase de mantenimiento es tan importante como el tratamiento.
En los días posteriores a la realización de la maniobra de Epley, un descanso reparador es el mejor tratamiento. Se aconseja dormir apoyados sobre la espalda en una cama con un respaldo a 45°, o en una tumbona. Para quien no está acostumbrado a dormir de espaldas, puede ser difícil conciliar el sueño, por lo que el insomnio debe considerarse normal durante la primera noche.
La maniobra de Epley se considera una técnica segura.
Sin embargo, implica algunos riesgos si no se realiza correctamente, como por ejemplo:
Debido a la delicadeza necesaria para realizar los movimientos de la maniobra de Epley, es aconsejable dirigirse a un especialista en otorrinolaringología para evitar así posibles accidentes si se realizan en casa y sin supervisión.