Los audífonos son instrumentos que ayudan a los pacientes afectados por hipoacusia u otras patologías relacionadas con el oído. No tienen una duración limitada ni un tiempo máximo de utilización, pero, sin duda, están sometidos a desgaste. La duración media es de unos 5 años (con una variabilidad que abarca de los 4 a los 7 años). En gran parte depende también del mantenimiento.
Un audífono genérico se compone de tres componentes principales:
Los tres componentes descritos son bastante sensibles al calor y a los agentes externos en general. Por este motivo es importante protegerlos ante cualquier tipo de circunstancia que pueda llegar a ser dañina. Sobre todo hay que evitar que los aparatos intrauriculares entren en contacto con el cerumen y sustancias de dentro del oído.
Los factores que afectan o influyen en el funcionamiento de los audífonos son diversos. Estas son algunas medidas para garantizar una utilización óptima y un buen mantenimiento del aparato:
Un audífono puede durar hasta siete años sin ningún tipo de problema. En cualquier caso, existen señales que muestran la necesidad de ajustar el aparato:
Los audífonos se han pensado y realizado para durar lo máximo posible. Sin embargo, el dispositivo necesita un mantenimiento periódico, que debe realizar nuestro audioprotesista 2 veces al año. Esto garantiza un mejor rendimiento del audífono y un control ordinario del sonido.
El oído es un componente fundamental en nuestras vidas y como tal debe protegerse y conservarse. Por ello, es importante realizar controles habituales con el audiólogo para sustituir o cambiar el audífono, que nos informará también de los nuevos avances tecnológicos.