Vivir bien para oír mejor

Nuestra forma (y ritmo) de vida marcan y condicionan nuestra salud. A corto, medio y largo plazo. Y es bueno ser consciente de ello, porque algunos hábitos son fáciles de asumir o cambiar y sus beneficios son enormes. Una dieta sana y equilibrada, la ingesta de cafeína, el volumen al que escuchamos música o el tabaco son, por ejemplo, elementos que influyen por ejemplo en nuestra audición. Y mucho.

Con el año recién estrenado, es un buen momento para variar, mantener o potenciar hábitos de vida saludables que, además, en el caso de nuestro oído, serán especialmente beneficiosos. Os mostramos algunos recomendados por el portal hear-it.org

Dieta sana y equilibrada
Un menú diario bajo en calorías es la base de cualquier dieta saludable. Y también protege a nuestra audición. Y la estimula. La ingesta además de alimentos determinados, ricos en ácidos Omega 3 y Fólico o en vitamina A, son el mejor aliado, como ya explicamos en un post anterior.

El café puede atenuar el tinnitus
Un buen argumento para los amantes del café es que su consumo (moderado, eso sí), reduce el riesgo de padecer tinnitus, como demostró un estudio realizado en Estados Unidos entre 65 mil mujeres de 30 a 44 años y que en 1991 no padecían acúfenos. A todas ellas se les hizo un seguimiento durante 18 años, durante los cuales se reportaron casi 5 mil casos de tinnitus. Y se constató que entre las mujeres que consumían entre 450 y 499 miligramos de cafeína a diario, es decir, de 4 a 6 tazas de café,  la incidencia de tinnitus se reducía en un 15% respecto a las que ingerían menos de 150 gramos (una taza y media).

Música sí, pero sin alterar los nervios
Un estudio en el Reino Unido ha podido identificar el daño que se produce en la célula neuronal como resultado de la exposición al ruido. Y es escalofriante, ya que la investigación concluye que escuchar música a todo volumen a través de auriculares produce un efecto similar en los nervios del cerebro al que se da en la esclerosis múltiple.
El citado estudio muestra que los niveles de ruido por encima de los 110 decibelios (dB) destruyen la capa aislante de las fibras nerviosas que transmiten las señales del oído al cerebro. La pérdida de esta capa protectora, llamada mielina, altera los impulsos eléctricos neuronales. Este mismo proceso ocurre en la esclerosis múltiple, en este caso, como consecuencia del ataque del propio sistema inmune, lo que produce el deterioro gradual de las neuronas cerebrales.

El tabaco lejos, muy lejos
Dos estudios muestran claramente el efecto pernicioso del tabaco sobre la audición. En uno, realizado en Estados Unidos, se comprobó que fumar durante el embarazo aumenta (de hecho, duplica) el riesgo de que el bebé padezca problemas de audición. En el otro estudio, realizado por equipo de investigadores del Centro de Comunicación Humana y Sordera de la Universidad de Manchester, en el Reino Unido, se señala que el riesgo de padecer pérdida de audición entre los fumadores aumenta en más de un 15%, en comparación con los no fumadores y los fumadores pasivos.

GAES apuesta de forma decidida por publicitar y concienciar sobre estos hábitos de vida saludables. Por eso, en 2014 organizó diferentes charlas abiertas sobre nutrición y alimentación y deporte, que sirvieron para que expertos en la materia detallaran los beneficios de comer bien y hacer ejercicio de forma regular. La conclusión en todos los casos fue la misma: hay que vivir bien para oír mejor.

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