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El ruido, entendido como un exceso de decibelios, se considera ya como una “enfermedad emergente”. Y entre los principales damnificados figuran adolescentes y jóvenes, que hacen un uso inadecuado de sus reproductores de música. La asistencia a discotectas y conciertos no ayudan, pues la sobreexposición a música con un volumen elevado está aumentando la incidencia de acúfenos en los jóvenes.
Esta mayor prevalencia del tinnitus entre jóvenes tiene además aval científico, pues un estudio realizado hace ya más de dos años en Brasil apuntaba en esta dirección. La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, señalaba que el 54,7 por ciento de los jóvenes (93 participantes) reconocieron haber sufrido acúfenos en el último año, un porcentaje que los investigadores tildaron den “alarmante”. Es más, advierten que si se mantiene esta dinámica, es probable que los afectados sufran pérdidas de audición a los 30 o 40 años.
También el ‘I estudio de hábitos de cuidado auditivo’, realizado por GAES alerta de esta dinámica preocupante: 4 de cada 10 jóvenes del mismo rango de edad reconoce escuchar música a un volumen alto, por encima de los 60 decibelios recomendados. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) comparte esta preocupación y lanza un aviso para navegantes: la mitad de las personas de entre 12 y 35 años corren el riesgo de ver deteriorada su capacidad auditiva con el paso del tiempo por una exposición a ruidos elevados durante un tiempo prolongado
Aparte de causar pérdida de audición, la sobreexposición a ruidos fuertes también aumenta, como señalábamos, el riesgo de acúfenos inducidos por ruido. La consecuencia es muchos adolescentes y jóvenes empiezan a notar pitidos en el oído, que en algunos casos se pueden volver crónicos.
Falta concienciación sobre ruido y ocio
Aunque a nivel laboral sí que se ha conseguido avanzar en el tema de la concienciación sobre la necesidad de protegerse del ruido, en el ámbito del ocio los logros son muchos menores. Cuesta concienciar a los jóvenes de que escuchen a un máximo del 60% del volumen posible la música. Y tampoco ayuda el hecho de que conciertos o discotecas pueden llegar a registrar índices superiores a los 100 dB. Otro dato alarmante: muchos auriculares pueden ofrecer un volumen máximo que oscila entre los 75 y los 146 decibelios (dB), cuando el umbral del dolor inducido por ruido se sitúa en los 120 dB. De hecho, la OMS ha instado a los fabricantes a que limiten el volumen de estos dispositivos. Y respecto a los jóvenes, esta entidad les aconseja la regla del 60/60: escuchar la música al 60% del volumen máximo y durante no más de 60 minutos al día.