La memoria es un instrumento que facilita el conocimiento humano gracias al aprendizaje, la elaboración, el razonamiento, la intuición y la conciencia.
Se define además como la capacidad humana de conservar información pasada y utilizarla para afrontar las situaciones vitales presentes y futuras.
Distingues perfectamente la voz de las personas queridas, incluso reconoces tus canciones preferidas cuando suenan las primeras notas. Agradéceselo a la memoria auditiva, una función fundamental de nuestra capacidad auditiva que se centra en los estímulos sonoros o verbales, procesando la información recibida y memorizándola para posteriormente recuperarla cuando es necesaria.
Cada persona aprende de una manera diferente dependiendo de cómo codifique, organice y atribuya un significado a las experiencias que adquiere a través de los sentidos.
Según el método de aprendizaje, las personas se clasifican en visuales, cuya atención se centra sobre todo en las imágenes, auditivas, más atentas a los sonidos, y kinestésicas, que son aquellas a quienes les gusta las manualidades y memorizan los conceptos como sensaciones físicas.
Para saber cómo memorizamos la información, se puede recurrir a la prueba visual auditiva kinestésica. Mediante una serie de preguntas, nos permitirá saber cómo percibimos el mundo.
En la memoria auditiva se presta una mayor atención a los sonidos en detrimento de las impresiones visuales o sensoriales. Las personas que perciben el mundo de esta manera adquieren los conocimientos escuchando al profesor en clase. Por ello, en el proceso aprendizaje les resulta muy útil leer y repetir el texto, así como hacerse preguntas que después se contestan en voz alta.
Ateniéndonos a la duración, existen diversos tipos de memoria: