El bruxismo es un trastorno caracterizado por el rechinamiento involuntario de los dientes, que puede afectar negativamente al correcto funcionamiento de la articulación temporomandibular, provocando la aparición de acúfenos.
El contacto forzado entre las arcadas dentales provoca tensión y fatiga en los músculos mandibulares, generando efectos importantes tanto en el ámbito oral como en otras estructuras del cuerpo.
Según numerosos estudios científicos, los factores responsables de su aparición son múltiples y a menudo actúan de forma conjunta en el desarrollo del fenómeno. En la etiología del bruxismo, se destaca la importancia de los factores psicológicos, como el estrés, la tensión emocional, la ansiedad y la depresión.
Otras causas apuntan a:
Las consecuencias varían según la intensidad, frecuencia y persistencia de esta patología, y deben ser evaluadas con cuidado, ya que pueden dañar diferentes áreas del organismo. Analicémoslas en detalle:
También se registra una alteración progresiva y desgaste de la articulación temporomandibular:
Las disfunciones de la articulación temporomandibular, en algunos casos, se caracterizan por la presencia de acúfenos, trastornos del equilibrio y otalgia. La relación entre los problemas otológicos y las alteraciones de la articulación temporomandibular fue descrita por primera vez en 1934 por el otorrinolaringólogo estadounidense James Bray Costen, quien observó que muchos pacientes acudían a su consulta quejándose de fuerte otalgia, a pesar de tener el oído completamente sano.
Costen atribuyó estos síntomas a un mal funcionamiento de la articulación temporomandibular. Sin embargo, a pesar de los muchos años transcurridos desde la formulación de esta teoría, aún no se han precisado científicamente los mecanismos subyacentes a esta relación.
Generalmente, el bruxismo es investigado por el especialista odontólogo o gnatólogo, quien completa el diagnóstico con una radiografía panorámica para identificar problemas en el alineamiento de las arcadas dentales. El estudio puede finalizar con una polisomnografía, una prueba especializada destinada a evaluar la calidad del descanso nocturno.
La terapia, por lo general, se enfoca en tratar posibles trastornos de ansiedad, corregir hábitos de vida inadecuados y mantener una buena higiene dental. Resultan útiles los separadores de arcadas dentales, comúnmente conocidos como férulas o 'bite' hechos a medida.
El bruxismo puede provocar la aparición de acúfenos. Quienes sufren de bruxismo tienden a hacer un fuerte contacto entre las dos arcadas dentales. Este tipo de acción repetitiva mantiene los músculos de la mandíbula en tensión. Rechinar los dientes, especialmente si se hace con frecuencia, tiene una serie de consecuencias que también afectan al aparato auditivo. Por un lado, los dientes y las estructuras de soporte sufren daños, con un aumento progresivo de la movilidad dental. Por otro lado, la articulación temporomandibular también se ve afectada, causando problemas relacionados con el oído y la audición.
En la base de los acúfenos causados por la ATM se encuentra una maloclusión dental, es decir, un cierre incorrecto de las dos arcadas dentales en la boca. La maloclusión puede deberse a factores como una conformación particular de los huesos, dientes torcidos o la falta de dentición. Todos estos elementos conducen a un mal funcionamiento de la articulación mandibular y sus músculos, que ejercen presión sobre el músculo tensor del tímpano y otras estructuras auditivas, generando acúfenos.
El diagnóstico del acúfeno asociado a la ATM y al bruxismo se realiza tras una evaluación coordinada por parte del especialista odontólogo y el otorrinolaringólogo, quienes se encargan del diagnóstico de patologías auditivas asociadas a la presencia de acúfenos.
Algunas características de los acúfenos pueden sugerir más fácilmente que la causa subyacente es la ATM o el bruxismo, lo que permite orientar la terapia en esta dirección. En primer lugar, en estos casos, el acúfeno se percibe principalmente en el mismo lado que la articulación afectada. A veces, al apretar las mandíbulas, el paciente puede notar un cambio en el tono y la intensidad del acúfeno.
Si la ATM está involucrada en la aparición del acúfeno, el zumbido en los oídos rara vez es el único síntoma presente. Además de la sintomatología local relacionada (directamente) con la articulación (dolor, ruidos al mover la mandíbula), pueden aparecer otros problemas no relacionados con el oído o la mandíbula, como dolores de cabeza, dolor facial y dolor en el cuello. Sin embargo, también pueden presentarse otros problemas auditivos, como:
Cuando el acúfeno está causado por la ATM o el bruxismo, la restauración de la correcta funcionalidad de la mandíbula es un tratamiento efectivo. El abordaje específico para el acúfeno temporomandibular incluye el uso de férulas dentales ('bite') y fisioterapia. La combinación de estos dos enfoques ha sido ampliamente estudiada en los últimos años, con ensayos científicos que demuestran su eficacia en la reducción de la intensidad y la gravedad de los acúfenos. Otros tratamientos potenciales incluyen:
El uso de una férula específico es el remedio más eficaz e inmediato para relajar los músculos de la ATM, eliminando las formas de bruxismo y rechinamiento de dientes, especialmente si esta está hecha a medida para el paciente. Esto permite que los dientes limiten los impactos y facilita la correcta posición de la mandíbula y el relajamiento de los músculos.
Los protectores dentales y los 'bites' pueden ser una ayuda útil para aliviar el acúfeno temporomandibular porque ayudan a restablecer el soporte adecuado de los dientes y, por lo tanto, liberan los músculos masticadores.
Existen varios modelos y cada uno tiene un mecanismo de acción específico, debiendo ser realizado a medida por un dentista especializado en gnatología. Una férula genérica probablemente no resolverá los problemas de ATM o bruxismo. El 'bite' no siempre es la solución, por lo que es importante realizar primero una consulta con un especialista en gnathología.
La fisioterapia generalmente es efectiva en caso de ATM. Con masajes específicos y ejercicios dirigidos, un fisioterapeuta especializado puede reducir la incidencia del acúfeno. Los masajes fisioterapéuticos desbloquean la articulación cuando hay un bloqueo de la articulación temporomandibular. Las técnicas miofasciales sirven para reducir posibles contracturas y dolores musculares.
Además, se prescriben ejercicios específicos para continuar, de forma autónoma en casa, el tratamiento iniciado por el fisioterapeuta y mantener los resultados obtenidos a largo plazo.
Las personas que no tienen trastornos auditivos pueden beneficiarse de un tratamiento fisioterapéutico y gnathológico que puede reducir el impacto del acúfeno, incluso si está presente desde hace mucho tiempo. El enfoque multidisciplinario (fisioterapeuta + odontólogo especializado en gnathología) es la mejor solución para tratar muchos problemas masticatorios, incluido el acúfeno temporomandibular.