Félix estaba de vacaciones con su familia cuando encontró un instrumento musical que cambió su vida. “Fue un simple ukelele en unas vacaciones en Fiji lo que capturó la atención de Félix y lo inspiró a comenzar a tocar la guitarra”, relata su madre, Jo. “Se divirtió haciéndolo y se dio cuenta de que se lo podía pasar muy bien si aprendía algunos acordes”.
Esto ocurrió hace tres años, y Félix, que ahora tiene 10 años, inició su pasión por la música a raíz de este momento. Ahora toca la guitarra eléctrica y la acústica, escribe sus propias canciones y le encanta tocar con su padre.
Pero la música puede estar jugando un papel aún más importante en la vida de Félix. Las investigaciones señalan que es posible que los niños con implantes cocleares se beneficien de las actividades musicales con respecto a la percepción del habla y la audición. La investigación identifica una amplia variedad de actividades beneficiosas, como cantar, bailar y tocar con instrumentos musicales.
Félix lleva procesadores de sonido Cochlear Nucleus 7 bilaterales, y su madre no tiene ninguna duda de que las actividades musicales le han ayudado a desarrollar sus habilidades lingüísticas. “Creo que le ha dado la capacidad de sintonizar y enfocar su audición de una manera divertida y atractiva. Ha aprendido a concentrarse en escuchar una melodía dentro de una pieza musical o en escuchar la letra de una canción”, dice.
Según investigaciones científicas, las actividades musicales mejoran la capacidad de disfrutar el tono y el ritmo, que son los primeros pasos importantes para comprender y desarrollar el lenguaje hablado. Los autores de un artículo publicado en la revista internacionalmente reconocida, Hearing Research, observaron que los resultados eran tan poderosos que concluyeron que “la evidencia actual parece suficiente para instar a los logopedas, musicoterapeutas, profesores de música, padres y niños y adolescentes con discapacidades auditivas y/o implantes cocleares a comenzar a usar la música para mejorar las habilidades del habla y el lenguaje”.
Niñas y niños pueden beneficiarse de las actividades musicales incluso antes de la implantación de su implante coclear. Cuanto antes se inicien estas mejor, ya que el cerebro es más adaptable antes de los cuatro años de edad.
“Siempre tuvimos música alrededor. Incluso antes de los implantes de Félix y sabiendo que no podía oír, lo acercábamos a las vibraciones musicales”, dice su madre. “Cantaba canciones de cuna con él en mi pecho o lo ponía en el piano mientras tocábamos”.
Tocar un instrumento puede ser más efectivo que solo escuchar, sugiere Hearing Research, así que es recomensable dejar que tu hijo o hija pruebe diferentes instrumentos musicales.
“Siempre teníamos una caja de juguetes de percusión cuando Félix era pequeño. Compramos violines pequeños, flautas, triángulos y xilófonos”, relata su madre.
La madre de Félix nos aconseja comenzar con melodías simples. “Al principio usamos CD para bebés que solo tenían un instrumento tocando una melodía simple de algo lírico. Probamos rimas infantiles con música diferente, luego nos mudamos a ABBA y los Beatles y luego algo de rock de los 80”.
En conclusión, el mundo de la música ayuda a mejorar las habilidades del habla y el lenguaje para niños y niñas con discapacidades auditivas y/o implantes cocleares.