
Las células ciliadas son células sensoriales auditivas, cuyo nombre deriva del hecho que son estructuras filamentosas (estereocilia) que revisten la cóclea del oído interno, formando el sistema auditivo y vestibular. Las células ciliadas están dispuestas a lo largo de una membrana gelatinosa, la membrana basilar, que divide la cóclea en dos cámaras, y junto a estas membranas forman el órgano de Corti.
Las células ciliadas responden al movimiento de la perilinfa, el líquido en que está sumergida la cóclea y que recibe las vibraciones sonoras del oído medio. Las células ciliadas en movimiento generan impulsos eléctricos a través de un proceso químico que después se envían al cerebro a través del sistema nervioso. Las células ciliadas están dispuestas en filas de dimensiones diversas, que corresponden a las varias frecuencias que los seres humanos pueden oír. En el sistema auditivo humano, existen dos tipos de células ciliadas:
Cada persona posee unas 13.000 células ciliadas externas; su tarea es contraerse para amplificar el sonido recibido a través de la cadena tímpano-osicular. El sistema eferente, esto es, el sistema nervioso,controla esta contracción. Tienen un papel importante en la selección de la frecuencia, esto es, la capacidad de distinguir entre las diversas frecuencias percibidas al mismo tiempo, gracias a las 60-100 estereocilias que posee cada célula ciliada externa y a la prestina, una proteína que permite a las células ciliadas externas modificar su longitud en respuesta a las señales enviadas por la membrana de la cóclea: por lo tanto, estas células tienen un papel importante en la amplificación coclear.
Las células ciliadas internas, verdaderos sensores de vibraciones, transforman la señal amplificada por las células ciliadas externas en una señal nerviosa: el impulso nervioso. Tenemos unas 3.500 células ciliadas internas, cada una dotada de 20 cilias, llamadas «pelos acústicos» en posición apical. Cada célula ciliada interna está conectada a al menos diez fibras, de tres categorías diferentes:
Las células ciliadas internas son vibratorias: cuando una señal sonora las pone en movimiento, liberan neurotransmisores que a su vez se transmiten a las áreas auditivas del cerebro.
Cuando nacemos, tenemos un gran número de células ciliadas del órgano de Corti, pero estas no pueden regenerarse. Diversos factores pueden dañarlas y reducir nuestra reserva de células ciliadas:
El estrés oxidativo lleva a la destrucción de las células auditivas, esenciales para la comprensión del sonido. El daño y la destrucción de las células ciliadas del oído interno tiene un impacto significativo en el oído.
La hipoacusia o la sordera pueden deberse a factores genéticos o a complicaciones durante el embarazo o el parto: se trata de causas congénitas, como infecciones o fármacos ototóxicos tomados durante el embarazo. Cuando la hipoacusia no se manifiesta en el momento del nacimiento, se habla de hipoacusia «adquirida». También en este caso las causas son múltiples: infecciones, fármacos y sustancias ototóxicas, traumas sonoros, presbiacusia, etc. Dependiendo de la parte del oído afectada, se habla de hipoacusia conductiva o neurosensorial. La hipoacusia conductiva es una pérdida auditiva en el oído externo o medio, mientras que la hipoacusia neurosensorial está causada por daños en el oído interno o en el nervio acústico.
Cuando el número de células ciliadas disminuye, se habla de hipoacusia neurosensorial. Debido a la importancia crucial en la cadena de transmisión del sonido, la muerte de las células ciliadas representa una pérdida auditiva irreversible. En el 90% de los casos de hipoacusia o sordera adquirida, la hipoacusia se debe a la muerte de las células ciliadas del órgano de Corti.
Las células ciliadas no pueden renovarse de manera natural. En cualquier caso, el trabajo para encontrar tratamientos farmacéuticos para la sordera está en plena expansión y uno de los caminos que se están explorando es la regeneración de las células ciliadas en el oído interno. Los investigadores del Massachusetts Eye and Ear Infirmary (EE.UU.) han descubierto que se puede reactivar el mecanismo celular que permite a las células de soporte del órgano de Corti diferenciarse en células ciliadas, reactivando dos proteínas ,MYC y NOTCH1.
Estas manipulaciones llevan a la proliferación de células con determinadas propiedades que caracterizan a las células ciliadas, como los canales de transducción o la capacidad de conectarse a las neuronas del ganglio espiral.
La investigadora belga Briggite Malgrande y su equipo de Lieja trabajan desde hace años en esta idea: modificar otras células del órgano de Corti, sin afectar el patrimonio total de células auditivas. La presencia de la proteína Ephrin-B2 existe solo en las células de sostén: si esta proteína se desactiva, la célula de sostén se convierte en una célula ciliada.
Actualmente la búsqueda se concentra en la conexión de estas nuevas células ciliadas a las neuronas, esencial para la percepción de los sonidos externos por parte del cerebro. Actualmente se está realizando una investigación en el GIGA-Neurosciences. Si los investigadores consiguen «crear» las células ciliadas y conectarlas a las neuronas, podría recuperarse parcialmente el oído.