El lavado del oído con agua oxigenada es un método de limpieza que comporta una serie de riesgos, muy a menudo relacionados con casuísticas particulares o a una aplicación no correcta. Veamos juntos las principales.
Limpiar los oídos con agua oxigenada es uno de los métodos más usados para eliminar la cera sobrante presente en el canal auditivo. Consiste en la utilización de unas gotas concretas o una mezcla compuesta en parte por agua tibia (36°C) y en parte por agua oxigenada (peróxido de hidrógeno), que se inyecta con una jeringuilla en el interior del canal auditivo. Sin embargo, se desaconseja hacer un uso casero ya que esta maniobra, si no se realiza correctamente, puede dañar tanto el conducto auditivo como la membrana del tímpano.
Recurrir al agua oxigenada para la limpieza de los oídos puede comportar algunos riesgos, muchos relacionados con situaciones concretas del oído (por ejemplo, perforación de la membrana timpánica) o una utilización no correcta. Productos con un elevado porcentaje de peróxido de hidrógeno, con una dilución no suficiente, pueden llevar a que se desarrollen burbujas, ampollas y quemaduras en el canal auditivo, sensación de vértigo, acúfenos transitorios y pérdida auditiva temporal.
En situaciones especiales, como la presencia de infecciones, un tímpano dañado o la utilización de audífonos, recurrir al agua oxigenada puede ser peor, y, por lo tanto, se desaconseja hacerlo.
Aunque el agua oxigenada puede ser útil para limpiar el oído, su uso debe ser cauteloso debido a varias contraindicaciones y riesgos. Algunas de las principales contraindicaciones incluyen:
El uso de agua oxigenada en el oído puede tener varios beneficios cuando se aplica correctamente y de manera controlada. Algunos de estos beneficios incluyen:
El agua oxigenada es una opción común para intentar disolver un tapón de cerumen en el oído. Se debe aplicar unas gotas de agua oxigenada al 3% en el oído afectado y dejar actuar durante unos minutos. La efervescencia ayudará a aflojar el cerumen. Luego, puedes intentar limpiar suavemente el oído, pero nunca introducir objetos en el conducto. Si el tapón persiste, es mejor consultar a un médico para evitar dañar el oído.
Generalmente, se recomienda usar agua oxigenada para un tapón en el oído una vez al día, durante un máximo de 3 a 5 días. El agua oxigenada ayuda a ablandar y disolver el cerumen, lo que facilita su eliminación.
Es importante no exceder esta cantidad, ya que el uso excesivo puede causar irritación o daño en el oído interno. Además, si no se obtiene mejoría o si persisten molestias, como dolor o sensación de taponamiento, lo ideal es consultar a un médico para asegurarse de que no haya otros problemas, como infecciones.
Si experimentas picor en los oídos después de usar agua oxigenada, podría ser señal de irritación o sensibilidad. El agua oxigenada, especialmente si se usa en concentraciones más altas o con frecuencia, puede resecar o irritar la piel del oído. Si el picor persiste o empeora, es recomendable suspender su uso y consultar a un médico para determinar la causa exacta y evitar daños.
Si tienes mocos o secreciones nasales que han llegado al oído, el uso de agua oxigenada puede ayudar a limpiar el conducto auditivo, pero es importante tener cuidado. El agua oxigenada puede eliminar las impurezas en el oído, pero no debe usarse de manera excesiva si hay mocos o infecciones. Es recomendable consultar a un médico si tienes mocos en los oídos, ya que esto puede ser signo de un problema más serio.
El agua oxigenada puede ayudar a limpiar el oído externo, pero no es recomendable para tratar la otitis, ya que puede irritar el canal auditivo y empeorar la infección. Además, si hay una perforación en el tímpano, su uso puede causar complicaciones graves. Para la otitis, es mejor consultar a un médico, quien podrá indicar el tratamiento adecuado para combatir la infección.
La limpieza del oído con agua oxigenada puede realizarse con gotas, que se deben aplicar en el interior del canal auditivo o con una jeringuilla de al menos 100 ml dotada de una punta especial con la cual mojar este conducto con una mezcla compuesta por agua tibia y peróxido de hidrógeno.
La correcta maniobra prevé tirar ligeramente del pabellón auricular hacia arriba y atrás para facilitar la entrada del agua en el conducto auditivo. La punta de la jeringuilla debe colocarse en la parte superior del conducto para dirigir el agua a la parte posterior a la cera y facilitar de esta manera la expulsión. Al final, se inclina la cabeza para favorecer la salida del agua y se seca el oído con un paño suave. Antes de realizar este tipo de lavado especial, se aconseja hablar con nuestro médico para que confirme que se puede realizar sin problemas.
Cuando se coloca agua oxigenada en el oído, es normal que burbujee. Este efecto ocurre porque el peróxido de hidrógeno libera oxígeno al entrar en contacto con el cerumen o con otras impurezas en el conducto auditivo. Las burbujas que se forman ayudan a aflojar y disolver el cerumen, facilitando su eliminación. Aunque este fenómeno es común y generalmente seguro, es importante no usar agua oxigenada con demasiada frecuencia o durante periodos largos, ya que puede irritar el oído. Si experimentas dolor o malestar persistente, lo mejor es consultar a un médico.
No hay intervalos establecidos y válidos para todas las personas sobre cuándo realizar la limpieza del oído con agua oxigenada. La producción de cera es personal y, a menudo, su acumulación está condicionada tanto por las características especiales del conducto auditivo, como por la predisposición de cada persona.
En las personas con una producción de cera especialmente elevada, la limpieza con una mezcla de agua y peróxido de hidrógeno puede ser necesaria cada dos semanas.
Una limpieza regular del oído permite evitar que se produzcan infecciones y la acumulación de bacterias y virus, además de la cera. Más específicamente, se desaconseja la limpieza con agua oxigenada realizada de manera autónoma, sobre todo en situaciones concretas, como infecciones o lesiones del conducto auditivo y de la membrana del tímpano.
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