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Pérdida auditiva de baja frecuencia

¿Qué es la pérdida de audición de baja frecuencia?

La pérdida auditiva de baja frecuencia se caracteriza por la dificultad de oír sonidos de tonos bajos, por debajo de la frecuencia de los 2000 hertzios (Hz). Los tonos bajos son sonidos graves, como las voces masculinas o la música de un violonchelo. La mayor o menor dificultad a la hora de poder escuchar este tipo de sonidos dependerá del grado de pérdida auditiva de baja frecuencia.

Síntomas de la pérdida auditiva de baja frecuencia

Las personas con pérdida auditiva de baja frecuencia notarán que los sonidos graves los oyen como amortiguados, como más bajos. Un indicio muy fiable suele ser la dificultad para seguir conversaciones, sobre todo cuando los interlocutores son hombres, cuya voz, como decíamos es más grave. Además, si el entorno de esas interacciones son ambientes ruidosos -bares, fiestas, etcétera-, la dificultad aún será más notoria. Las personas con este tipo de pérdida auditiva también suelen quejarse de que oyen como apagados el sonido de algunos instrumentos, como por ejemplo el violonchelo, el contrabajo, o la tuba.

Causas de la pérdida de audición de baja frecuencia

La pérdida auditiva de baja frecuencia se enmarca dentro de la hipoacusia neurosensorial, que se origina por una pérdida sensorial que afecta o bien al oído interno o bien al nervio auditivo. Las causas de este tipo de daño auditivo pueden ser varias. La principal tiene que ver con la edad, pues la presbiacusia afecta de forma directa a las células ciliadas. No obstante, la pérdida auditiva neurosensorial también puede ser también congénita y detectarse en recién nacidos. Otras posibles causas de la pérdida auditiva de baja frecuencia son:

¿Cómo tratar la pérdida de audición de baja frecuencia?

En caso de indicios de sufrir pérdida auditiva de baja frecuencia, debemos acudir al especialista. Si el diagnóstico confirma este tipo de pérdida de audición, los audífonos suelen ser la solución más recomendada cuando solo hay afectado un oído y la afectación es leve o moderada. Si la pérdida auditiva es grave o severa, la solución podría ser un implante osteointegrado, que traslada el sonido directamente al oído interno en forma de vibraciones y sin forzar el conducto auditivo.

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