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Es posible que no hayas oído hablar de los otolitos. Sin embargo son una pieza clave de nuestro entramado auditivo, pues ayudan a regular el sistema vestibular, responsable de nuestro equilibrio. Ubicadas en el oído interno, estas estructuras, cuando se dañan o se desplazan, provocan la aparición de vértigos. En el siguiente post te damos más detalles sobre qué son los otolitos y para qué sirven.
Los otolitos y el oído interno
Los otolitos forman parte del sistema vestibular, que se aloja en nuestro oído interno. Este entramado es el responsable de nuestro equilibrio sensorial y está equipado con cilios verticales, sobre los cuales descansa una capa de cristales de carbonato cálcico, que son los otolitos.
Los otolitos y el vértigo
El vértigo más común es el denominado Vértigo Paroxístico Posicional Benigno (VPPB). Se trata, en palabras del doctor Juan Royo, de la comunidad online Viviendo el Sonido, “de un vértigo giratorio, en el que los afectados y afectadas tienen la sensación es de que todo da vueltas a nuestro alrededor”. El término de ‘posicional’ se debe a que solo aparece en algunas posiciones de la cabeza, sobre todo en la cama, cuando giramos la cabeza a uno de los lados. Lo de ‘paroxístico’ se debe a que suele presentarse de forma brusca o repentina, coincidiendo con el citado giro de la cabeza. Y lo de ‘benigno’, porque suele ceder con un tratamiento sencillo, sin necesidad de medicamentos, realizando alguna de las maniobras de . Pues bien, el desencadenante de este tipo de vértigo es el desplazamiento de esos cristales diminutos del oído interno denominados otolitos.
Cómo tratar el vértigo causado por el desplazamiento de los otolitos
Los casos de vértigo paroxístico posicional benigno suelen tener un fácil tratamiento, sin necesidad de fármacos. Cómo explica el doctor Royo, la solución más utilizada es la maniobra de EPLEY, que sirve para recolocar precisamente los otolitos, cuyo desplazamiento produjo el vértigo. Este ejercicio consta de cinco pasos, que se recomiendan realizar varias veces al día y con los ojos cerrados.
- Lo primero: el paciente se sienta en un sofá con las piernas extendidas; cuando está acostado, la cabeza debe sobresalir del sofá. Primer gesto, la cabeza se inclina 45 grados en la dirección afectada.
- Segundo paso: el paciente se acuesta de espaldas. En este caso, la cabeza debe colgar sobre el sofá, en diagonal hacia abajo. En esta posición es normal sentirse mareado. El paciente debe permanecer así durante al menos un minuto hasta que el mareo y la sensación de vértigo haya remitido por completo.
- Tercer paso: el paciente gira la cabeza 90 grados hacia el lado ‘sano’ de la oreja y permanece en esta posición durante al menos 60 segundos más hasta que el mareo desaparece. Luego sigue el resto del cuerpo con este giro. La cabeza no cambia durante este movimiento, el cuerpo solo gira hacia el lado del oído sano.
- Último paso: el paciente espera durante al menos 60 segundos. Finalmente, se endereza desde la posición de costado para sentarse en el costado de la cama y sus piernas pueden otra vez colgar libremente.